martes, 4 de noviembre de 2008

Y dios creó el Blues

Siempre he considerado que por más que el hombre se empeñe en crear destrucción, en generar el odio y la maldad, Dios les responde creando belleza ahí donde sólo parece existir el mal. Cuando apareció la Guerra en EUA, y mandaron a los soldados con sus instrumentos a dar cantos de muerte, regresaron e inventaron el Jazz, una vieja reminiscencia de la hostilidad que, esas paradojas que solo Dios se permite, se basa precisamente en la libertad de los ritmos, la libre improvisación.

Cuando a algunos sureños (por cierto muchos de fuerte ascendencia mexicana) se les ocurrió querer perpetuar la esclavitud y seguir considerando cosas a personas con una piel diferente, Dios les contestó con un canto triste, ondo y afroamericano: el blues, el único aliento de vida para muchos de esos campesinos-esclavos que inventaron el gospel, los estilos missisipi, el botle nick, y tantas cosas maravillosas con sólo una guitarra, o aquellas calabazas con cuerdas, primeros instrumentos de los negros esclavizados.

El sábado pudimos estar en el AGuas-Blues, maravilloso festival de Blues único en su tipo en el país. Enmarcado en el Teatro Aguascalientes, recordé una vez más a Dios: las cosas buenas de la vida son gratuitas. Por ello, con mis amigos (esas otras cosas a las que Dios les dio de cruz cargar conmigo) me serví unos whiskys en agua mineral, y nos pusimos a tronar los dedos, escuchando lo mismo covers que temas inéditos. La verdad que lo que más me gustó fue la interpretación de Another piece of my heart de una cantante puertorriqueña. Esquisita, la canción, la voz, y claro, la cantante.

A diferencia del Jazz del jueves, el teatro estaba a reventar. Claro, un festival con varios años de existir (al que he ido desde la segunda edición) tiene que generar expectación. Es maravilloso, se mueve desde la peiferia, se ha negado a vender la estafeta al gobierno, por lo mismo los apoyos para "Los amigos del blues" siguen siendo escasos y se mueve desde la sociedad civil, sigue sobreviviendo de las aportaciones de instituciones privadas o patrocinis, de la cooperación de los asistentes.

Y el blues, parafraseandome a mí mismo, me dio vida.

Cuando aparezca un nuevo libro a la Biblia, cuando alguien vuelva a ser elegido por Dios para ampliar su palabra escrita entre los hombres, tendrá que empezar parafraseando un programa de jazz de radio universal: y en el siglo XIX Dios creo el Jazz y el Blues, claros ejemplos del amor, la belleza y la armonia universales. Consuelo de los afligidos. Dios es jazz, dios es blues.

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